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Un tamborileo en la ciudad:
comunicación entre pájaros carpinteros.

Elisa Maya-Elizarrarás

Instituto de Ecología, A. C. Red de Diversidad Biológica del Occidente Mexicano. Centro Regional del Bajío, Av. Lázaro Cárdenas No. 253, Col. Centro, 61600 Pátzcuaro, Michoacán, México.

De seguro te ha tocado escuchar alguna vez el fuerte golpeteo rítmico que algún pájaro carpintero hace sobre estructuras de lo más inesperadas. A veces, estas aves golpean sobre una antena de televisión, una lámina metálica, un poste de teléfono o alumbrado público, o incluso alguna estructura en tu casa (Figura 1). Tal vez al verlo, recuerdes a aquel carismático personaje de cresta roja de las caricaturas, que con risa estridente algunos llaman “loquillo”. Y entonces, puede que te preguntes: ¿Es normal que golpeteen con su pico sobre objetos que no son árboles?, ¿Por qué lo hacen?, y aún más intrigante ¿Cómo es que no se lastiman de tanto golpetear? Para abordar estas cuestiones sería relevante hacer un viaje en el tiempo para tener en cuenta que los pájaros carpinteros, pertenecientes al orden Piciformes, constituyen un grupo relativamente antiguo de aves, cuyo antepasado surgió hace unos ~ 50 millones de años (Mayr 2001). Aunque el primer fósil de pájaro carpintero del que tenemos conocimiento para el nuevo mundo data de hace ~ 23 millones de años, y el registro más antiguo para norte américa (Nuevo México) es de hace unos ~ 16 millones de años (ver trabajos citados en Mayr 2001). Como otras aves que evolucionaron en esa época, el desarrollo de su aparato fonador, y por tanto de sus vocalizaciones, no es altamente desarrollado. En consecuencia, sus vocalizaciones son sonidos relativamente simples que no se consideran un canto como tal.

A diferencia de aves canoras, como cardenales, jilgueros o ruiseñores, entre otros, a las que se tiene en alta estima por sus melodiosos cantos, los pájaros carpinteros (Piciformes, Picidae) tienen vocalizaciones muy distintas. Esas vocalizaciones tienden más a asemejarse a llamados cortos o ruidos chillantes que a veces se suelen describir como “chirridos” o “relinchos”. Incluso, se suele nombrar a las vocalizaciones a través de onomatopeyas, esto quiere decir que se expresan, según nos “suenen”. Por ejemplo, el llamado “cheje” o “chéjere” que emite el carpintero cheje (Melanerpes aurifrons), el llamado “chic-o” que emite el carpintero enmascarado (M. chrysogenys), o el llamado “waka” que con frecuencia escuchamos en los grupos familiares del carpintero bellotero (M. formicivorus; Figura 2). Estas vocalizaciones suelen ser empleadas en una diversidad de situaciones que permiten mantenerse en contacto con su pareja, delimitar territorios, o alertar sobre depredadores.

Sin embargo, los pájaros carpinteros tienen otro método de comunicación: un golpeteo que realizan con el pico y que es conocido como tamborileo, o “drumming” en inglés. Este tamborileo, a diferencia del picoteo que realizan mientras buscan insectos bajo la corteza de los árboles, o mientras exploran un material novedoso en su ambiente, es un picoteo que presenta una mayor frecuencia e intensidad, como si fueran ráfagas espontaneas de sonido, así como un comportamiento asociado diferente. El tamborileo forma parte de la diversidad de sonidos y vocalizaciones que los pájaros carpinteros emiten para comunicarse entre sí, especialmente durante la temporada reproductiva. A través del estudio de la activación de áreas cerebrales específicas, ahora se sabe que los pájaros carpinteros emiten y reconocen mensajes contenidos en sus tamborileos, tal como los Passeriformes lo hacen a través de sus cantos elaborados, o nosotros a través de nuestro lenguaje (Schuppe et al. 2022).

En mi investigación he utilizado estos tamborileos para estudiar cómo los pájaros carpinteros defienden y mantienen su territorio reproductivo. Debido a que son especies altamente territoriales, emitir un sonido de tamborileo a modo de playback, hace que los carpinteros salgan en busca del “intruso”, desplegando toda serie de conductas agonísticas (aunque sabemos que el enfrentamiento físico es el último de los recursos). De este modo, he podido presenciar intercambios de tamborileos entre machos que defienden territorios adjuntos, como si fuera un bien definido diálogo entre individuos. En cierta ocasión, dos machos posados sobre largas brácteas de palmeras distanciadas a tan sólo 5 metros tamborileaban de manera intercalada, y en menos de diez secuencias de tamborileos se resolvió el altercado, uno de los machos se alejó del límite territorial disputado. Así, con este despliegue delimitan y defienden los territorios en los cuales han construido sus nidos. Pero es que el tamborileo no es sólo una secuencia de golpeteos producidos de modo aleatorio. En 2020, Meredith Miles y colaboradores descubrieron que el ritmo del tamborileo de aproximadamente 200 especies de pájaros carpinteros presenta variaciones tanto en aceleración, como en cadencia. Ellos sugieren que este tamborileo, un atributo de selección sexual, representa un carácter divergente desplazado que desempeñó, y podría desempeñar, un papel en los procesos evolutivos de este carismático grupo de aves. De este modo, podemos apreciar una sorprendente variación en el ritmo del tamborileo de los pájaros carpinteros, incluso entre especies que son muy parecidas físicamente y coexisten, como el carpintero lineado (Dryocopus lineatus; Figura 3A) y el carpintero pico plateado (Campephilus guatemalensis; Figura 3B). Y al igual que un ave canora suele tener cierto repertorio de cantos o llamados, un pájaro carpintero podría llegar a emitir diferentes tipos de tamborileos (Budka et al. 2018). Lo más sorprendente es que incluso, ¡podrían reconocerse individualmente!

Así, el tamborileo es un comportamiento de lo más normal en estas aves. Lo que resulta “novedoso” en esta cuestión, es el uso de estructuras donde realizan este tamborileo. Estructuras que el creciente desarrollo de las ciudades ha hecho cada vez más comunes, y que quizá podrían propagar mejor el sonido que la madera de un árbol. Por ejemplo, el carpintero verde (Picus viridis) utiliza los discos metálicos que rodean la entrada de ciertas cajas nido ubicadas en un parque en Inglaterra para tamborilear (Kramer 2009). El resultado es una caja de resonancia que amplifica el sonido, haciendo que éste se escuche ¡a una distancia de hasta 200 m! De este modo, emplear algunas estructuras artificiales haría llegar su mensaje territorial aún más lejos que si realizara su tamborileo sobre la madera de un árbol. Si fueras un pájaro carpintero que quiere llamar la atención de una posible pareja, que tiene que avisarle a sus conespecíficos que estás ahí, y que tienes un territorio que estás dispuesto a defender, más vale que el mensaje que emitas sea fuerte y claro, ¿cierto? Pero, aun entendiendo esto, prevalece la pregunta de si se harán algún daño mientras tamborilean de este modo. Parece que desde mediados del siglo XX (por el año de 1949), esa pregunta fue planteada recurrentemente, y las investigaciones para resolverla no se hicieron esperar. Hoy sabemos que todo el organismo de un pájaro carpintero, desde su cabeza hasta las plumas de su cola, está bien adaptado para una serie de conductas que se han denominado como “comportamiento del pico”: picar madera en busca de alimento, hacer cavidades en los árboles donde anidar y por supuesto, tamborilear (Schuppe et al. 2021). Aunque aún hay debate al respecto, algunas ideas que pretenden explicar los mecanismos por los cuales los pájaros carpinteros no sufren daños al tamborilear sugieren que: a) la forma de su pico, afinado a modo de cincel, podría ayudar a disipar la energía de cada golpe; b) que su cráneo con tejido esponjoso y su lengua están especialmente diseñados para ajustar y contener al cerebro evitando cualquier daño por estos impactos, como si de un cinturón de seguridad interno se tratara; c) que la musculatura y tendones de su cuello y extremidades están adaptados al rápido movimiento repetitivo, liberando y conteniendo energía constantemente; y finalmente, d) que los músculos y plumas de su cola podrían estar actuando como un soporte y a la vez un resorte que apoye ese golpeteo acelerado. Y, ¿cómo no pensar en tantos mecanismos?, si un sólo tamborileo puede comprender desde 2 hasta 51golpes, a una velocidad de 7 hasta 38 golpes ¡por segundo! (Si quieres ampliar información y detalles acerca de la comunicación de los pájaros carpinteros usando su pico como herramienta, puedes revisar el trabajo de Eric Schuppe, quien actualmente trabaja en la Universidad de Cornell).

Ahora bien, la evolución asumió que los pájaros carpinteros golpearían con sus picos, madera (viva o muerta), no estructuras de materiales diversos como el plástico, la fibra de vidrio, o incluso ¡superficies metálicas! Si bien, uno supondría que los pájaros carpinteros no atentarían contra su integridad física al rebasar sus limitantes fisiológicas, sería interesante evaluar si sus mecanismos de seguridad funcionan del mismo modo dependiendo del material que elijan para realizar sus tamborileos. Entonces, se vuelve innegable que los cambios que la humanidad genera sobre su hábitat, introduciendo nuevos materiales (Figura 4), o derribando sus árboles, puede incidir sobre su comportamiento y comunicación. Estudiar los efectos de estos cambios podría suponer un siguiente paso de investigación. Así que, la próxima vez que veas o escuches a un pájaro carpintero tamborilear, presta atención, quizá reciba respuesta de otro pájaro carpintero desde algún sitio no muy lejano. Presentación personal. - Desde 2004 estudio la biología y ecología de los pájaros carpinteros y otras familias de aves. Me interesa saber cómo responden frente a cambios de origen antrópico en sus hábitats.

Literatura recomendada

   Budka M, Deoniziak K, Tumiel T, Woźna JT. 2018. Vocal individuality in drumming in great spotted woodpecker- A biological perspective and implications for conservation. PLoS ONE 13:e0191716. https://doi.org/10.1371

   Kramer D. 2009. Green Woodpecker drumming on metal plate surrounding nestbox entrance. British Birds 102:142.

  Mayr G. 2002. The earliest fossil record of a modern-type piciform bird from the late Oligocene of Germany. Journal of Ornithology 142:2-6.

  Miles MC, Schuppe ER, Fuxjager MJ. 2020. Selection for rhythm as a trigger for recursive evolution in the elaborate display system of woodpeckers. The American Naturalist 195:772-787. Doi: 10.1086/707748

   Schuppe ER, Rutter AR, Roberts TJ, Fuxjager MJ. 2021. Evolutionary and biomechanical basis of drumming behavior in woodpeckers. Frontiers in Ecology and Evolution 9:649146. Doi: 10.3389/fevo.2021.649146

  Schuppe ER, Cantin L, Chakraborty M, Biegler MT, Jarvis ER, Chen C, Hara E, Bertelsen MF, Witt CC, Jarvis ED, Fuxjager MJ. 2022. Forebrain nuclei linked to woodpecker territorial drum displays mirror those that enable vocal learning in songbirds. PLoS Biology 20:e3001751. https://doi.org/10.1371/journal.pbio.3001751

Figuras

  • Figura 1. Hembra de carpintero enmascarado (Melanerpes chrysogenys) sobre una lámpara del alumbrado público dónde usualmente realiza su tamborileo. Foto: Elisa Maya.

  • Figura 2. A) Grupo de carpinteros belloteros posados sobre un poste de teléfono, en donde B) además de tamborilear, C) pueden anidar y almacenar bellotas. Fotos: A y B) Luis Maya, y C) Elisa Maya.

  • Figura 3. Especies similares por su plumaje, aunque con un tamborileo diferente. A) carpintero lineado y B) carpintero pico plateado. Fotos: Elisa Maya.

  • Figura 4. Pareja de carpinteros enmascarados sobre un poste de alumbrado público, cada vez más comunes incluso en áreas rurales de nuestro país. Foto: Elisa Maya.

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